En el transcurso del año contaremos tanto historias de figuras históricas como de mujeres contemporáneas para conmemorar sus vidas.
Estamos convencidos que dándoles a las mujeres una voz y ofreciéndoles un espacio en el cual poder compartir sus experiencias excepcionales, estamos dando el primer paso hacia el empoderamiento de todas las mujeres, una forma de ayudarlas a superar los retos de sus vidas cotidianas. Nuestro deseo es fomentar la igualdad de género escuchando y aprendiendo de las historias que nos revelan las experiencias vividas.
Llevamos más de 70 años ayudando a las mujeres a moverse con libertad y sentirse fabulosas. Ha llegado el momento de consolidar nuestro compromiso con la igualdad de género. Esperamos que con la puesta a disposición de esta plataforma ayudemos a nuestra sociedad a dar un paso más en dirección a dicha meta.
Este proyecto solo es posible gracias al escritor y periodista Carmelo Abbate, durante muchos años corresponsal especial del semanal Panorama, actualmente creador del proyecto digital y multimedia «Storie degli Altri» (Historias de Otros), que está dividido en diferentes canales innovadores: redes sociales, páginas web, libros, podcasts y vídeos que a lo largo de año y medio han alcanzado una comunidad de medio millón de mujeres.
Esta es Ella. Vive en Virginia, Estados Unidos. Su madre trabaja en una lavandería. No hay rastros de su padre, ha tomado su lugar un hombre que ella no soporta, pero al que sonríe solo para que la deje vivir en paz.
Tiene 15 años, su madre cae enferma. Ella le toma la mano y empieza a cantar. Hija mía, tu voz llena de felicidad mi corazón. Después de estas palabras, su madre cierra los ojos y no vuelve a abrirlos. Se queda sola con su padrastro. Él bebe, la golpea, la toca de manera inapropiada. Para mantenerse lejos de casa, Ella acepta cualquier trabajo que pueda conseguir, incluso como vigilante en burdeles. En cuanto llega la policía, grita con todas sus fuerzas y todos salen corriendo. Ella también huye, pero los agentes la atrapan y la meten en el orfanato. Se trata de un lugar frío y oscuro, donde los golpes están a la orden del día. Ella canta para sentirse menos sola. Huye. Vive en las calles.
Es 1934, tiene 17 años. El teatro más importante de la ciudad organiza un concurso. Sube al escenario, su idea era bailar, pero se siente torpe, así que cierra los ojos y canta la canción favorita de su madre. El público aplaude ¡y pide un bis! Ella se une a una banda, hace giras por el país, quiere hacer feliz a la gente, pero sólo puede actuar en locales pequeños. La dejan entrar por la puerta de atrás, tiene que usar baños separados y si alguien la insulta, tiene que morderse la lengua.
Corre el 1955. La llaman del Mocambo, el club más exclusivo de Hollywood. Ella no lo puede creer. Los negros no tienen permitido entrar, pero Marilyn Monroe ha insistido, quiere a Ella ahí a toda costa. La sala está repleta de actores, políticos, estrellas. Ella está nerviosa, sudando, con su pañuelo envuelve el micrófono para no mojarlo. Cierra sus ojos, respira profundamente y empieza a cantar. El público está extasiado, entre esas caras sonrientes le parece ver a su madre. Ella Fitzgerald se convierte en la Primera Dama de la canción. Su respuesta a la discriminación y al racismo es cantando, su voz resuena en todo el mundo, entre personas de todas las razas y religiones, ricas y pobres. Cuando Marilyn muere, Ella le da las gracias. No más odio, todos somos seres humanos.
Esta es Gertrude, nace en Nueva York en 1905. Sus padres tienen una carnicería. Gertrude aprende a nadar en el río, se siente una con el agua, la acaricia, le susurra, es su mejor amiga.
A los 15 años se apunta a una piscina y nada durante horas sin cansarse. Su entrenador está asombrado. ¿Eres realmente una chica? Gertrude lo mata con una sola mirada. Deja la escuela y se dedica a la natación. Participa en las competiciones nacionales de estilo libre, algunos jueces se burlan de ella. Sólo eres una mujer, ¿qué haces aquí? Gertrude se los muestra. Gana y se clasifica para los Juegos Olímpicos. El público murmura. ¿Qué hace una mujer en el equipo de natación? Gertrude se los muestra. Gana una medalla de oro y dos de bronce. Pero eso no es suficiente para ella. Habla con su entrenador y sus compañeros de equipo. Quiero cruzar el Canal a nado. Los hombres la miran asombrados. ¿Tú? ¿Una mujer? Gertrude aprieta los puños, entrena cada día e intenta la hazaña. Tras horas de nadar, se detiene para recuperar el aliento. El entrenador se acerca con el barco. ¿Estás bien? Te dije que una mujer no podía hacerlo. Le tiende la mano para ayudarla, pero eso va contra las reglas. Gertrude queda descalificada. Está furiosa, pero aún más decidida.
Es 1926, y Gertrude está en Cap Gris-Nez, Francia. Mira al horizonte, respira hondo y se zambulle. Después de unas cuantas brazadas empieza a llover. El mar se agita, olas de siete metros la anegan. Gertrude lucha con todas sus fuerzas para mantenerse a flote. Navega a través de la tormenta hasta que las nubes desaparecen y el tiempo se despeja. Ha conseguido mantener su rumbo, pero está agotada. Su cuerpo le pide que se detenga, su corazón la apremia. Gertrude sigue nadando, entrecierra los ojos, frente a ella la costa inglesa. Con un esfuerzo inhumano aumenta su velocidad y finalmente toca la orilla. Los jueces miran el cronómetro con asombro. ¡Imposible! Gertrude Ederle es la primera mujer que logra la hazaña de cruzar el Canal, pero eso no es todo. Sólo le ha tomado catorce horas. Ha batido todos los récords masculinos. Es la nadadora más fuerte.
Ella es Aretha, nace en 1942 en Memphis, Estados Unidos. Su padre es un pastor bautista y su madre una cantante de gospel. Aretha crece con la música como su pan de cada día. Canta con sus hermanas en el coro de la iglesia y toca el piano en las fiestas religiosas. Observa a su padre, ríe y bromea con mujeres desconocidas. Aretha reprime su ira y piensa en la música. Tiene seis años, sus padres divorcian. Aretha estrecha la mano de su madre, pero su padre se muestra inflexible. ¡Harás lo que yo diga! Y la lleva a Detroit. Aretha ve a su madre de vez en cuando y se dice a sí misma que, cuando crezca, volverá a vivir con ella. Un día su padre habla con ella. Tu madre estaba enferma, murió, supéralo. Aretha se paraliza, se sienta en al piano y canta. Tiene 12 años, descubre que está embarazada, pero no quiere decir quién es el padre. Da a luz a su bebé, le canta cada noche. Dos años después, vuelve a estar embarazada. Aretha deja la escuela, da a luz en casa, confía sus hijos a su abuela y se va de gira religiosa. Después del servicio, un hombre le entrega una tarjeta de presentación. Es un artista discográfico y quiere ofrecerle un contrato. Aretha regresa a casa triunfante y un amigo de la familia llama a la puerta. La felicita a más no poder. Si quieres, seré tu representante. Su abuela intenta advertirla. Ten cuidado, es un mujeriego. Aretha está enamorada y se casa con él. Se ocupa de la casa, se le cae un plato mientras limpia la mesa, el marido la golpea. Aretha se presenta en el estudio de grabación repleta de moratones. Canta y se olvida del mundo. Pero sus discos no se venden. Aretha está desesperada. Enciende la radio. Respect, de Otis Redding, suena en el aire. Escucha atentamente las palabras. Un hombre llega a casa del trabajo, le pide a su mujer que cocine, se calle y le muestre respeto. Aretha siente el retorcerse de sus entrañas. Se dirige al piano y toca con furia las teclas. Toma esa canción y la modifica. Su ira, su deseo de venganza y su grito de libertad resuenan en cada palabra. Soy una mujer, lo único que pido es un poco de respeto. Es un éxito. Aretha Franklin deja a su marido y se convierte en la Reina del soul.
Dalila is a shy little girl, too shy even to speak, to get past her embarrassment she invents stories for her classmates to act out.
She grows up, discovers You Tube, gets her guitar and films herself playing, spontaneously, without a care in the world. She becomes Dalilù, a filmmaker.
The camera allows her to express herself without having to use words. Because deep down she’s still that shy little girl.
Esta es Norma. Nació en Los Ángeles en 1926. Padre desconocido. Su madre trabaja todo el día. Norma vive con sus vecinos. No puede esperar a que llegue el fin de semana, en cuanto suena el timbre corre a lanzarse a los brazos de su madre. Se toman un helado y luego van a visitar a su abuela. Después de comer, Norma se tumba en la cama y se queda dormida. Sueña que se ahoga y se despierta jadeando. Tiene un cojín en la cara, no puede respirar. ¡Es la abuela! No, no puede ser. Está encima de ella. Parece una mujer poseída. Por suerte aparece su madre. <
Esta es María. Nació en Polonia en 1867. Es una niña seria, que se pasa el día estudiando. Tiene 8 años, llega a casa de la escuela y no encuentra a su madre. El tifus se la ha llevado. María lucha contra las lágrimas y se pierde en los libros. Es una estudiante excelente y sueña con ir a la universidad. Sus profesores son francos con ella. Las mujeres no pueden ir. María confía su frustración a su hermana mayor, que le hace un pacto. Las chicas son aceptadas en Francia. Tú trabajas, pagas mis estudios, yo me gradúo y luego pago los tuyos. María encuentra un trabajo de institutriz, trabaja sin cesar, hasta que por fin consigue su billete a París. Ahora le toca a ella. Se matricula en la Sorbona y se presenta como Marie, a la francesa. Vive a base de pan, fruta y estudio. En 3 años se gradúa en química y física. Al entrar en el laboratorio, ve a un hombre entre los tubos de ensayo. Es el famoso científico Pierre Curie. Le muestra sus experimentos y le pide su opinión. A Marie se le acelera el pulso. Se casa con él. Se aman y se respetan, juntos ganan el Premio Nobel de Física. En la ceremonia de entrega, los jueces piden a Marie que se calle. Que deje hablar a los hombres. Estamos en 1903. Ella está trabajando y llaman a la puerta. Su marido ha sido atropellado por un carruaje. Entre lágrimas, Marie se despide de él. Tiene el corazón roto. Se encierra en el laboratorio, no piensa más que en su trabajo. Pasan 4 años, se encuentra con un viejo amigo, vuelve a tener mariposas en el estómago. Es un hombre casado, pero después de años de estar sola no puede negar sus sentimientos. Sigue a su corazón. Un día abre el periódico. Lee que es una rompehogares, que su trabajo está desacreditado. Marie sufre la humillación en silencio, mientras tanto llega un telegrama. Ha ganado un segundo premio Nobel, pero sus colegas le aconsejan que no vaya a la ceremonia. A Marie Curie le hierve la sangre. Entra en la sala con la cabeza bien alta, mirándolos a todos a los ojos. He trabajado mucho para esto, me lo merezco. Es para mí y para todas las mujeres que vendrán después. No tengas miedo, en la vida no hay nada que temer, sólo cosas que hay que entender.
Le presentamos a Anna. Nace en Roma en 1908. No se conoce a su padre y su madre se marcha para irse a vivir con otro hombre en Alejandría, Egipto. Anna se cría con su abuela y sus tías. Es una niña feliz que ama a los animales. Su mejor amiga es una pequeña gallina negra que vaga por toda la casa. Todas las noches mira por la ventana, añorando las caricias de su madre. Anna cuenta 15 años. Recibe una carta. Viaja a Alejandría y allí ve a una mujer. ¡Mamá! Cierra sus ojos en anticipación del tan deseado abrazo. Su madre niega con la cabeza. ¿De dónde has sacado esto? Es ridículo. Anna se siente avergonzada. Sigue a su madre. Llega a su nuevo hogar, vive rodeada de todo tipo de lujo, pero no llega a sentirse bien. Echa de menos a su abuela, su cuarto, su gallina. Vuelve a Roma. Su abuela Giovanna la recibe con los brazos abiertos. Anna tiene 18 años. Empieza a interpretar en el teatro, se siente atraída por el escenario, los camarotes sombríos, los bocadillos que come a prisas entre los ensayos. Encuentra su mundo. Se va de gira, Anna se encuentra en el séptimo cielo. Su abuela está triste, desconsolada. Anna quiere abrazarla con todas sus fuerzas. No lo hace. Pasan seis meses. Recibe una llamada telefónica. Su abuela ha muerto. Parte directamente rumbo a casa, cubre la cara de su amada abuela con besos. Te prometo que no me arrepentiré nunca de nada. Vuelve al escenario. Anna Magnani no interpreta sus papeles, los vive. Un caballero llama a la puerta de su camarote. Viste con elegancia y tiene buenos modales. Anna se casa con él. Ella lo ama, pero él la engaña, al final lo abandona. Conoce a otro hombre, se queda embarazada, da a luz a su hijo y lo cría sola, pero con la cabeza bien alta. Se lanza a su carrera artística, cautiva al cine con su bella sonrisa. Siempre dice lo mismo a las maquilladoras. No intentéis cubrir mis arrugas, me he ganado cada una de ellas. Llega el año 1973. Anna tiene 65 años, es una actriz famosa, ha trabajado en Hollywood, ha ganado un Óscar, ha conseguido todo lo que deseaba. Recuerda a la niña perdida de antaño. Siente ganas de abrazarla, de decirle que todo saldrá bien. Cierra sus ojos. Puede sentir a su abuela, la calidez de sus abrazos. No volverá a abandonarla nunca.
Le presentamos a Rita. Nace en Turín en 1909. Su padre era ingeniero, su madre pintora. Rita tiene una hermana gemela, un hermano y una hermana mayores. Es una niña muy curiosa, le encantan la lectura y los números. Corre para hablar con su padre. Papá, ¿no podría ser matemática como tú? Este niega con la cabeza. No, es un campo masculino, tú estudiarás en un instituto para chicas, igual que tus hermanas. Rita hojea unos cuantos libros de cocina para cerrarlos de inmediato. Se siente atribulada. Tiene la sensación de no pertenecer a ese mundo. Se confía a su niñera. Giovanna seca sus lagrimas y se la lleva de paseo por el bosque. Rita se siente menos sofocada, se calma. Rita cuenta 21 años. Sus hermanas ya han abandonado el nido familiar. Su padre se burla de ella. Y tú, ¿cuándo piensas casarte? A Rita le provoca nauseas el mero pensamiento de casarse. Se siente confusa, no sabe que quiere hacer. Acude a su antigua niñera en busca consuelo. La encuentra postrada en cama. Mi niña, tengo cáncer. Rita la cuida día y noche, quiere ayudarla, pero no sabe como. Finalmente se tiene que despedir de su querida niñera, una despedida con muchas lágrimas. Sale al exterior, recorre los caminos que ya había recorrido con Giovanna, con cada paso que da su corazón se va sintiendo más ligero, de repente lo ve muy claro. Rita vuelve a casa, irrumpe a la oficina de su padre. Papá, no quiero ser una esposa y madre, quiero ser médica. Su padre se levanta. No estoy de acuerdo, pero no voy a impedírtelo. Rita estalla de júbilo. Se esfuerza al máximo para compensar el tiempo perdido, se gradúa en el instituto en tan solo ocho meses y se inscribe para la carrera de medicina. Estalla la Segunda Guerra Mundial, Rita sigue sus estudios, se especializa en neurología e instala un laboratorio en su propia casa, se siente viva. Un día suena el teléfono. Rita atiende la llamada y casi no puede creer lo que está oyendo. La universidad de St Louis, Estados Unidos, le ofrece un puesto de investigadora asociada. ¿Le gustaría unirse a nosotros? Rita no se lo piensa dos veces. Llega el año 1986, Rita Levi Montalcini vuela a Estocolmo, es la primera mujer italiana galardonada con el Premio Nobel de fisiología o medicina. Dedica su premio a Giovanna y a todas las mujeres del planeta: no acepten nunca los compromisos, no permitan que le digan lo que deben hacer, cultiven su coraje y su rebeldía.
Le presentamos a Margarita. Nace en Nueva York en el año 1918. Su madre es actriz, su padre un bailarín de flamenco. Un hombre severo, impetuoso, su padre lleva la batuta. Margarita mira por la ventana y observa a sus hermanos corriendo y jugando en la calle. ¿Papá, por favor, puedo salir? La coge del brazo. ¡Baila! Tú vas a ser una estrella, no tienes tiempo para niñeces. Margarita cuenta 12 años. Actúa en el casino, baila toda la noche. Los hombres del público fuman, beben, aplauden. Ella llora. Se va haciendo mayor.
Llega el año 1937. Uno de los hombres del público acude a su camarote. Le dobla la edad, es un vendedor de coches, un hombre que sabe lo que quiere. Tú has nacido para ser actriz, yo te puedo dar amor y éxito. Margarita vislumbra un camino para escapar de su padre y se casa con él. Ella busca un marido para crear una familia, pero encuentra un representante. Se convierte en Rita Hayworth. Una de las actrices más emblemáticas y glamurosas de la época que, además, ejercía una enorme atracción sobre el público masculino. Él no la espera en casa cuando vuelve por las noches, está de fiesta, disfrutando de la vida. Rita sale sola de copas, baila, se dedica de pleno a su trabajo. Conoce a Orson Welles, es amor a primera vista, se divorcia para casarse con él. Lo adora, siente que es el amor de su vida, se queda embarazada y se convierte en madre. Mientras tanto, Orson vuelve tarde a casa. Rita le pregunta, ¿por qué? Él no se anda con rodeos: me casé con una diva y ahora convivo con un ama de casa. Vuelve a estar sola, añora a alguien que la ame, pero siempre acaba en los brazos de hombres que se acuestan con Gilda, el carácter de su película, para amanecer con su auténtica forma de ser. Su última conquista es un príncipe; este llena su suite del hotel con flores y le pone un anillo de diamantes en el dedo. Nace su segunda hija y, mientras ella le da el pecho a la bebé, él ya está a la caza de otras mujeres. Rita busca consuelo en los brazos de un cantante, después en los de un productor.
El tiempo corre. Llega la década de los setenta. Rita sale sola por la noche con sus perros por Beverly Hills con la esperanza de encontrase con sus vecinos. Empieza a beber, le cuesta memorizar bien los guiones. Sufre Alzheimer. Todo comienza a desvanecerse. Siente miedo. Alguien llama a su puerta. ¿Quién eres? Es su hija menor. Mamá, no te preocupes, yo te voy a cuidar, no te dejaré sola.
Le presentamos a Jacqueline. Nace en 1929 en Nueva York como hija de una de las familias de la alta sociedad. Es una niña introvertida y reservada, le gusta encerrarse en su cuarto para leer cantidades de libros. A su madre no le gusta, la apunta a clases de equitación, esquí acuático y baile. Mi querida hija, crecerás, te convertirás en la esposa perfecta de un hombre muy importante. Jacqueline visita las mejores escuelas y entabla relaciones con las personas importantes, pero sigue siendo inquieta y rebelde.
Se hace mayor, cumple los 18 años, obtiene el graduado escolar, firma su foto de clase. Quiero ser alguien, no solo la esposa de un hombre. Se gradúa en historia del arte, trabaja para un periódico, conoce a un chico, se quiere casar con él. Su madre le sirve un té. Querida, su cuenta bancaria no te merece, para ser feliz se necesitan poder y dinero. Jacqueline siente ganas de gritar, pero se da por vencida y devuelve el anillo de compromiso. Se centra en su carrera profesional, le hace una entrevista a John Kennedy, un joven y prometedor miembro del Congreso, apuesto, inteligente e increíblemente rico. Pocos meses más tarde luce un enorme diamante en su mano. Su madre está encantada y elige el vestido de novia para su hija.
Llega el año 1953. Jacqueline abandona su carrera profesional para convertirse en la esposa perfecta. Hace la vista gorda ante las aventuras amorosas de su marido, le acompaña a los mítines, da a luz a dos maravillosos niños. John es elegido Presidente de los Estados Unidos de América, Jackie Kennedy se convierte en Primera Dama.
Llega el año 1963. Jackie y John son guapos, ricos, poderosos, tienen el mundo a sus pies. Protagonizan un desfile que atraviesa las calles de Dallas cuando, de repente, se oye un disparo. Jackie se aferra con todas sus fuerzas al cuerpo de su esposo. Lo ha perdido todo. Está sola y aterrorizada. Sigue el consejo de su madre. Se casa con Aristotle Onassis, el hombre más rico del mundo. Pasan juntos algunos años hasta que él sigue su camino.
Jackie tan solo cuenta 46 años, sigue siendo elegante y guapa, puede llegar muy lejos. Pero se siente cansada. Se busca un trabajo y comienza como consultora para una editorial. Ya no quiere ser la esposa o hija de alguien. Simplemente quiere ser Jacqueline.
Victoire Gouloubi, nacida en Brazzaville, República del Congo, el 8 de mayo de 1981, se cría en una familia numerosa con 15 hermanas y hermanos.
Una vez que adquiere su graduado escolar, con especialización en idiomas, se inscribe en la facultad de derecho de la universidad, pero, a la vez, sigue cultivando su amor por la cocina, una pasión que pronto se convierte en un estilo de vida.
Llega a Italia en el año 2000, primero a la región de Véneto, afinando sus habilidades culinarias primero en Feltre y después en Vicenza, finalmente se traslada a Milano.
Un gran número de chefs de cocina prometedores ansían por poder trabajar en el restaurante de dos estrellas Michelin de Claudio Sadler. Victoire está muy entusiasmada por poder formar parte del gran equipo, el equipo de un auténtico profesional que la acoge con los brazos abiertos para guiarla, ofrecerle ayuda y hacerla partícipe de sus conocimientos.
Gana el premio del Touring Club Italiano a la buena cocina, L’Espresso, es embajadora de la iniciativa «WE-Women for Expo 2015». Es declarada «Mujer del Año» 2015 en el marco del premio empresarial ítalo-africano.
Es una de las chefs del largometraje «The Goddess of Food», una película galardonada de la directora francesa : Vérane Frédiani.
Es la presidenta de la asociación «Les Toques Africaines» y desarrolla y presenta el programa «Il Tocco di Victoire» en el canal Gambero Rosso de Sky.
Está casada con Simone, un abogado milanés, con el que tiene dos hijos.
Le presentamos a Elsa, nacida en Roma en 1890. Sus padres pertenecían al círculo aristocrático. Elsa es una niña traviesa, sus niñeras no son capaces de controlarla, se encierra en su cuarto y vuelve a salir con la cara llena de semillas. ¡Mira, soy una flor de jardín!
Tiene 6 años y vuelve del colegio enfadada. ¡La comida en el cole esta malísima! Nadie le cree. Elsa roba algo de comida y la sirve en su casa sin que nadie lo sepa. Sigue una noche con dolores de barriga. Su tío Giovanni es un astrónomo famoso, Elsa le muestra las pecas en sus mejillas. Tío, ¿a qué te recuerdan? Su tío contempla las pecas, piensa un momento, su cara se ilumina. Mi niña, ¡tienes una Osa Mayor en tu cara! A continuación le enseña las estrellas con su telescopio. Te voy a contar un secreto, en el Marte viven seres que son como tú y como yo. Elsa está sorprendida. ¡¿Qué me quieres decir con eso?! Su tío se ríe. Lo entenderás muy pronto, pequeña mía.
Crece, cumple 21 años y sueña con ser actriz, sus padres quieren que siga una trayectoria académica. Elsa escribe un libro. Su padre lo lee, se enrojece, se escandaliza. ¡Es obsceno! La mandan a un convento suizo. Elsa huye a Londres, conoce al conde Wilhelm de Wendt de Kerlor, teósofo y médium, un mujeriego y oportunista. Se casa con él.
Llega el año 1920. Nace su hija Gogo, su marido las abandona. Elsa se muda a París, entra en una boutique, toca los tejidos, se pierde entre los diferentes colores. ¡Quiero ser diseñadora! Sus amigos intentan convencerla de que no es la mejor opción para ella. Querida, sería mejor que te dedicaras a la jardinería. Elsa trabaja desde casa, más tarde compra una tienda cerca de Coco Chanel. Son competidoras, en su relación no se esconde ni pizca de aprecio. Elsa acude a un baile en un disfraz de árbol. Chanel la empuja hacía un candelabro, su disfraz se incendia, Elsa apaga las llamas con soda. Crea el color shocking pink, diseña un vestido con estampado de langostas y un sombrero en forma de zapato. Sus prendas desafían la lógica, pero a las mujeres les encantan.
Llega el año 1939. Su colección de astrología confirma su sitio merecido en el universo de la moda, la estrella de la colección es un broche en forma de la Osa Mayor. Elsa Schiaparelli lo luce en su vestido. Querido tío, tenías razón soy un alien, una mujer enloquecida, una niña con mucha imaginación que sueña con las estrellas.
Le presentamos a María, nacida en Nueva York en el año 1923. La comadrona la envuelve en una manta, su madre incrédula la rechaza. Quería que fuera chico. Tarda cuatro días en poder cogerla en brazos. María crece, es miope, una niña rellenita. Todo el mundo adora a su hermana mayor, a esta le permiten ir a clases de canto. María se esconde detrás de la puerta, escucha, va a otra habitación y copia todos los ejercicios vocales. Los transeúntes se paran y escuchan embelesados. Su madre se rinde y contrata un maestro de canto para ella también. María canta, se esfuerza mucho, quiere que su madre esté orgullosa de ella. Cuenta 11 años y queda primera en una competición, gana un reloj. Su madre no está dispuesta a discutir. ¡Dáselo a tu hermana! María llora, pero hace lo que le mandan.
Llega el año 1937. Sus padres se separan, María vuelve a Grecia con su madre. Va al conservatorio de música, actúa en teatros, canta hasta caerse rendida. La música es su única compañera y aliada, su razón para vivir, su lugar en el mundo. Su voz es un caparazón que la protege.
Llega el año 1945. María hace su maleta y abandona su hogar, primero lo intenta en los EE.UU. y luego en Italia. Consigue una audición en Verona. Tiene sobrepeso, parece torpe, le falta gracia, pero su voz es realmente espectacular. El hombre de negocios Giovanni Battista Meneghini queda completamente cautivado. María también. Es el primer ser humano que le muestra atención. Primero se convierte en su representante y después en su marido. Comienzan a llegar las numerosas ofertas de trabajo, los teatros de todo el mundo compiten para que actúe en sus casas. María pierde 36 kilos, cambia su estilo de vestir, se convierte en La Callas, La Divina.
Llega el año 1957. María conoce a Aristotle Onassis, el hombre más rico del mundo, y deja a su marido para lanzarse a los brazos de Onassis; sueña con tener un hogar, fundar una familia. Tras nueve turbulentos años, él la abandona y se casa con Jackie Kennedy. María se seca las lágrimas, retoca su maquillaje y comienza una gira mundial, con la cabeza bien alta.
Llega el año 1974. Está en el escenario de Sapporo, Japón, en su última actuación. Siente miedo. Su voz le falla, la abandona. María se siente sola, frágil, vulnerable. El público se levanta y aplaude para ella.
Le presentamos a Miriam. Miriam nació en 1932 en uno de los townships de Johannesburgo, Sudáfrica. Su madre dio a luz sola, en una choza. Cortó el cordón umbilical, envolvió a la bebe en ropa y la tumbó en el suelo, en el barro. Llora mi pequeña, comienza a vivir. Miriam lloró, su llanto era como una canción.
Miriam cuenta 5 años. Su madre trabaja de sirvienta en la casa de una familia blanca, Miriam la visita una vez al mes. Baja del tren y corre a los brazos de su madre. Alguien dispara, la policía tira a alguien al suelo, le dan patadas y puñetazos, le escupen encima. Miriam está aterrada. Su madre la abraza y estrecha contra su pecho. No llores, canta, siempre, en cualquier lugar, la vida es maravillosa.
Los años pasan. Miriam forma parte del coro de la escuela, canta muy bien, la eligen para cantar un solo para el rey Jorge VI del Reino Unido. Miriam tiene que esperar durante horas, bajo la lluvia, su voz hace vibrar las bayonetas de los soldados, el rey pasa de largo, sin siquiera una mirada, simplemente pasa de largo. Miriam sigue cantando. Cumple los 17 años, tiene una bebé. Se ocupa de su hija, trabaja, es sirvienta, canguro, lavandera. Un primo le propone a Miriam formar parte de su banda, Miriam está orgullosa y nerviosa. Un productor musical la oye cantar, le ofrece una gira. Miriam inicia la gira descalza, sin equipaje. Canta en los escenarios de todo el mundo, denunciando el apartheid, gritando con toda su fuerza y denunciando el sufrimiento de sus gentes.
Llega el año 1960. Su madre fallece. Miriam vive en los EE.UU., se prepara para volver a casa, pero Sudáfrica le cierra la puerta ante sus narices y prohíbe su música. Miriam canta desesperadamente. No para quieta, viaja de país a país, no es capaz de reaccionar ante la muerte de su hija, su único hogar son los escenarios del mundo.
Llega el año 1990. Nelson Mandela es un hombre libre, la llama. Miriam Makeba llega a Johannesburgo, corre a la tumba de su madre, llora. Se crea una multitud que la rodea, adultos y niños que cantan sus canciones, bailan, la contagian con sus risas. Gracias Mama Africa, gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Miriam no se lo puede creer, seca sus lágrimas. Tenías razón madre, la vida es maravillosa.
«LAS DESVISTO PARA LIBERARLAS»
Nacida en una pequeña localidad de Liguria, creció atormentada por sus propios pensamientos y estudiando a la gente.
Una estudiante del patrimonio del arte basado en Florencia, de cierto modo una pintora, a veces perdida entre los siglos pasados en el intento de sentir la fuerza del amor (¿pasión?) que se esconde en un texto, una pintura, una conversación.
Se pierde a sí misma en los lienzos y sus ideas de alcanzar la inclusión a través del desnudo, por romper los estándares de la belleza.
Su temperamento filosófico y humano es inherente a un artista que se inclina por la reflexión y por crear un espacio de arte inclusivo, un refugio para los frágiles.
Es un placer presentarles a Diana, nacida en París en 1903. Sus padres pertenecían a los altos círculos de la sociedad, su madre siempre estaba en el centro de la atención pues iluminaba toda estancia con su belleza. Siendo niña, Diana inspecciona la ropa de su madre, se envuelve a sí misma en seda y se pone su pintalabios. Mamá, ¿qué tal estoy? Su madre le acaricia la cara. Cariño, estás horrorosa. La familia se muda a Nueva York.
Diana cuenta 16 años. Al presentar a su novio en casa su madre comienza a coquetear con él. Diana está furiosa. Se encierra en su cuarto, se planta delante del espejo y sale con la cara pintada de blanco y los labios en rojo rubí. Basta de esconderse, ha llegado la hora de vivir. Vestida como una joven geisha sale a bailar el bolero y hechiza a todos.
Llega el año 1924. Diana es una figura prominente de la sociedad, sus mejillas sonrosadas se ganan el corazón de uno de los solteros más deseados de Nueva York. Reed la invita a jugar al golf, Diana acepta, pero nunca había tocado un palo de golf antes. Aparece con un brazo vendado. ¡Perdón! Reed se ríe a carcajada limpia y se casa con ella. Dan la vuelta el mundo en un Bugatti, él viviendo aventuras extrañas, Diana bailando hasta la madrugada con un gigolo argentino.
Llega el año 1936. En una fiesta, Diana baila un bolero envuelta en un vestido de encaje blanco. El editor jefe de la revista Harper’s Bazaar queda hechizado y le abre las puertas al mundo de la moda. Diana Vreeland se convierte en el mayor nombre de la revista de moda. Sus sugerencias excéntricas la convierten en una icono de la moda. Mientras los demás ven la imperfección, ella descubre la personalidad. Da luz a dos hijos de los que solo se ocupa los miércoles, pues se convierte en la temida editora jefe de la Vouge.
Pasa el tiempo, ronda los 70 años. La despiden sin aviso previo y se siente profundamente golpeada por la muerte de su marido. Diana llora en el vestíbulo de un lujoso hotel mientras que la orquesta toca de fondo. Sus hijos nunca la habían visto tan vulnerable como en el aquel momento. Levanta la cabeza, se retoca el maquillaje. Si tengo que dejarme llevar que sea de la forma más digna. Se va a la cama, se permite lucir el pelo blanco.
Se va a los 86 años. Me clasificaron de loca, visionaria, mentirosa. Fui todo y nada de ello. Mujeres tenéis que vivir, vivir, vivir.
EL AMOR, LAS OPCIONES DE LA VIDA Y UN BEBÉ DE CAMINO
Alessandra y Patrizia se conocieron en Milano en 2013, momento que cambió completamente sus vidas.
Ambas sentían que había llegado el momento de convertir sus sueños en una realidad compartida. Abandonaron sus puestos de trabajo e iniciaron su viaje rumbo al sur de Italia.
Primera parada: la isla Pantelaria.
No disponían de mucho capital para invertir, ni contaban con viejos inmuebles familiares que pudieran reformar o negocios que generasen ingresos. Su única certeza era el deseo de vivir una vida más natural, más humana.
Es un gran reto económico, pero también apasionado.
Con el paso del tiempo, Alessandra y Patrizia se van conociendo cada vez mejor y se son de gran apoyo mutuo. Se reinventan una y otra vez, se caen y vuelven a levantarse con constancia, esfuerzo y satisfacción.
Ahora están cerca de convertir su mayor sueño en realidad, el deseo de ser madres. Michele verá la luz del mundo en agosto en su nuevo hogar, un antiguo hotel restaurado en el centro de Italia. Alessandra y Patrizia desean crear una familia que se base en los valores de la inclusión, sostenibilidad, determinación y la búsqueda de la felicidad en las cosas simples de la vida.
Simone y su pareja Jean-Paul Sartre estipularon un contrato para regular su relación.
Debía renovarse cada dos años y se basaba en la infidelidad que desde su punto de vista no debía considerarse como traición sino como obligación de oponerse a la hipocresía reinante en los matrimonios burgueses.
Nunca compartieron un mismo hogar mas su historia duró 51 años y, actualmente, están enterrados juntos en el Cementerio de Montparnasse, París.
En 1943, Simone fue despedida de su universidad y suspendida de por vida de la enseñanza debido a una aventura amorosa con una estudiante.
Redactó el «Manifiesto de las 343» firmado por intelectuales, actrices y diversas otras mujeres que afirmaban haber tenido un aborto a pesar de que estuviera prohibido por ley.
Simone argumentaba que antes de ser considerada una esposa o madre, toda mujer se debería ver como un ser humano, libre a tomar su propias decisiones, igual que los hombres.
Giorgia tiene 23 años, vive en Piamonte y es licenciada en comunicación intercultural. Gracias al proyecto Erasmus, estudió cierto tiempo en Finlandia.
Una encuesta reciente realizada por Sole24ore indica que se encuentra entre los 10 influencers italianos más importantes en cuanto a los temas sostenibilidad y medio ambiente.
A través de su blog y un perfil muy popular en Instagram, Giorgia promueve campañas sociales importantes. Se define a sí misma como persona que da consejos no solicitados.
¿Por qué lo hace? Porque no puede permanecer callada ante las injusticias y se siente comprometida a atraer la atención colectiva a los grandes temas de la actualidad.
«El planeta no está en riesgo, el planeta no se muere. Nosotros somos los que estamos en peligro.»
Mas esto no debería interpretarse como toque de alarma sino como himno a la vida.
Su madre participaba de forma activa en el movimiento por la emancipación femenina. Durante su niñez, Katherine participó junto a su madre en varias manifestaciones y repartiendo globos con rezaban «¡voto para la mujeres!»
Katherine es una gran deportista, juega al golf, monta a caballo y practica natación. Le encanta bucear en las aguas gélidas del océano y nadar sin mirar atrás.
A pesar de ganar cinco Óscar no le gustaba mostrar su éxito, tampoco se sentía bien en el ambiente que reinaba en el ámbito de los actores y el cine.
A los que le aconsejaban que se decidiera por tener hijos ya que superaba los treinta, Katherine solía responder: «He decidido no tener hijos porque soy demasiado egoísta y una buena madre nunca lo debería ser.»
¡EL CORAJE DE SARA!
Sara cuenta 25 años, vive en el municipio italiano de Brescia, trabaja como interiorista y practica snowboard a nivel competitivo.
Los meningococos no pudieron con su férrea voluntad de lograrlo todo y, en cuanto fue capaz de manejarse bien con sus piernas protésicas, se armó de su snowboard para acudir, ante los ojos incrédulos de sus padres, a la pista de esquí.
Sara se caía una y otra vez, volvía a levantarse, perdía el equilibrio y lo intentaba una y otra vez. Tanto en lo que se refiere a la práctica de snowboard como a la vida misma.
Sara Baldo es una mujer fuerte, firme e irónica. Una mujer decidida a no perder el ánimo, sino mirar hacia el futuro.
Ha sido capaz de superar los obstáculos que la vida le había puesto delante y confiar en sí misma para descubrir que no existe nada que ella no pueda lograr.
Su amplia sonrisa refleja sus grandes ganas de vivir.
Le presentamos a Valentina. Nació en la aldea de Bolshoye Máslennikovo, Rusia, en 1937. Sus padres eran labradores y se ganaban la vida a duras penas. Valentina cuenta 2 años. Su padre se va a la guerra y no vuelve jamás. Su madre se queda sola a cargo de Valentina y sus dos hermanos y decide irse a vivir con los niños a la ciudad. Valentina deja su niñez atrás para ayudar en el hogar limpiando y cocinando, su tiempo de estudio debe ser por las noches cuando los demás duermen.
A sus 17 años de edad se deja el alma trabajando en una fábrica, al fin de su turno está cansada y exhausta. Llora de rabia, esta vida le está robando el alma. Valentina quiere alcanzar el cielo, quiere que su vida sea algo más.
Llega el año 1955. Pasea por la calle, se para, se frota los ojos y vuelve a enfocar la vista. ¡Ve algo ahí arriba, entre las nubes! Algo que se acerca cada vez más, que se hace cada vez más grande. Es un hombre atado con cuerdas a un objeto que se parece a una concha gigante hecha de tela. Valentina alucina. Siente un escalofrío que recorre su cuerpo, sus piernas comienza a moverse por sí solas y la llevan hasta el club de vuelo de la ciudad. Sin contárselo a su madre inicia un curso de paracaidismo. Acude a las clases, se pone el traje de paracaidismo y la mochila, monta al avión y salta. Se siente libre, ligera, feliz. Quiere más. Valentina sigue entrenando en secreto, pero su madre lo descubre y no puede dejar de mirar hacia el cielo. Mi querida hija, ¿habías visto antes a un trabajador de fábrica entre las nubes?
Llega el año 1961. Yuri Gagarin se convierte en el primer hombre en el espacio. Mientras que Rusia celebra el acontecimiento por todo lo alto a Valentina le hierve la sangre. ¿Por qué no había sido una mujer? Se apunta al programa de entrenamiento para cosmonautas, su madre se desespera. Valentina comienza con los entrenamientos. Aislamiento, fuerza centrífuga, cámara de descompresión y un montón de teoría. Es un trabajo arduo. Valentina se esfuerza a pleno, no es la mejor de clase, pero su experiencia en paracaidismo le sirve de ayuda.
Escribimos el 16 de junio de 1963. Valentina Tereškova se pone su traje de cosmonauta, accede a la cápsula espacial, mantiene la respiración, escucha como los propulsores cobran vida y de repente se encuentra rodeada de las estrellas. Mira por la ventana hacia abajo. Mira mamá, tu hija, la trabajadora de una fábrica, se ha convertido en la primera mujer de la historia en el espacio.
Le presentamos a Josephine. Nace en St. Louis, EE.UU., en 1906. Su padre, un músico pobre y desdichado, viaja de ciudad a ciudad hasta que un buen día no regresa. Después de esto, su madre se pone a trabajar. Josephine cuenta 8 años, recorre las calles en ropas andrajosas, cantando, haciendo bailar sus manos y pies, algunos de los transeúntes le hacen cumplidos y le dan alguna limosna. Josephine corre a casa toda entusiasmada. Mamá, voy a ser bailarina y te compraré montones de regalos. La respuesta de su madre es una bofetada. ¡No digas tonterías, niña, y piensa en trabajar! Josephine trabaja como criada en las casas de los blancos. Su dueña la trata como si fuera un perro. La insulta, la pega y cuando comete errores la obliga a poner sus manos sobre el fuego. Josephine llora de rabia. Esa noche, de vuelta a casa, mira a su madre a los ojos y la desafía. Nunca más volveré a ser la esclava de nadie. Comienza a trabajar en la calle, a cantar y bailar a cambio de monedas sueltas. Se siente libre. Por entonces cuenta 13 años. El propietario de un club, la contrata para actuar en su club nocturno. Su madre acude a ver el espectáculo para terminar diciéndole que le parece que está haciendo el ridículo. Josephine mantiene firme su rumbo. Actúa noche tras noche. No acaba de quedarle bien la coreografía, pero no se rinde. Improvisa, mueve las caderas, el público se vuelve loco. Llega el año 1925. Tras la oferta para un espectáculo en París, Josephine no duda y hace sus maletas. Se encuentra en los bastidores del Teatro de los Campos Elíseos, vestida con una falda de plátanos. Se abre el telón y comienza la música. Josephine muestra un vibrante bailen al ritmo del charlestón que deja a todos hipnotizados. A partir de entonces se la conoce como La Venus de Ébano. Tiene a toda Europa a sus pies, miles de caballeros le piden matrimonio, uno se suicida por ella, dos se baten en duelo. Su baile en toples es cautivador, sensual y causa un auténtico escándalo. En América se la considera una alborotadora, pero ya no pueden ignorarla más, el público la aclama. Josephine se niega a actuar en clubs que veten el acceso a la población de color. Llega el año 1947. Se casa con un director de orquesta, compran un castillo en Francia y adoptan a doce niños. Acompaña a Martin Luther King en diversas marchas de protesta, bailando contra la segregación y el racismo. Josephine Baker es una diva, una diosa, una niña pequeña que viste harapos, hambrienta por sentirse libre.
Le presentamos a Marie Magdalene. Nacida en Berlín, Alemania, en 1901. Su madre era partidaria de una educación con puño de hierro, mucho esfuerzo y poca diversión. Le enseñó a vestirse y a cuidar su apariencia. Marie Magdalene tiene cuatro años. Toca el violín, el piano, es una niña excéntrica.
Frente a un espejo repite una y otra vez su propio nombre en voz alta. No suena del todo bien, no le convence del todo.
Marlene le suena mejor. Pide que todos empiecen a llamarla así. Se va haciendo mayor. La pequeña niña con trenzas se convierte en una mujer que sabe lo que quiere.
Marlene canta y baila en los cabarés de Berlín. Sus piernas esbeltas y sensuales y su voz ronca fascinan al público, pero eso no es todo. La gran pantalla también la quiere hacer suya. Marlene acepta el trato, pero con la condición de hacerlo siguiendo su propio camino.
Se presenta en el plató vistiendo un traje de noche masculino, un sombrero de copa y con un cigarrillo en la boca. Es irreverente y ambigua. Sabe como vender su sensualidad.
La película «El ángel azul» le abre las puertas de Hollywood. Por entonces cuenta 28 años. Marlene Dietrich construye su propia fama como diva, se convierte en su armazón, esto le permite sentirse segura.
Se tiñe el pelo de rubio, se depila las cejas y se deja sacar las muelas del juicio en pos de un óvalo facial más estrecho. Nada se deja al azar.
Se casa, da a luz una niña, la cría, la protege, quiere que sea solo para ella, pero el rol de mujer y madre no va con ella. El trabajo es lo primero.
Llega el año 1930. Se estrena la película «Marruecos». Marlene canta en frac, desciende del escenario y besa a una mujer en la boca. La prensa grita escándalo, ella sonríe. Así es como soy, lo tomas o lo dejas. Nunca acepta restricciones o límites, no es partidaria de los compromisos.
Llega la década de los cincuenta. Comparte su cama con hombres y mujeres, las parejas van y vienen, pero nadie se queda.
El alcohol le ayuda a combatir la soledad. Bebe, pero no es una borracha.
Llega el año 1972. Marlene está en Londres para un show. Al bajar del escenario se cae. Ha llegado el tiempo de descorrer el telón final.
Se retira a su hogar parisino, deja su faceta de diva atrás y fallece en silencio. Su único deseo, ser enterrada en Berlín, cerca de su madre. Pues si estoy con ella, no me puede pasar nada malo.
Episodio 1WOLFORD WITH WOMEN
Historias de empoderamiento
About Carmelo Abbate
Carmelo Abbate es un periodista italiano que trabajó durante muchos años para el semanal Panorama como correspondiente especial. Carmelo realizó investigaciones críticas como reportero encubierto relacionadas con temas sociales y económicos, la inmigración ilegal y los escándalos de la Iglesia Católica. Publicó diez libros con la editorial Mondadori, algunos de los que atrajeron la atención de los medios de comunicación de todos los rincones el mundo. Su libro El Vaticano y el sexo: viaje secreto al reino de los castos fue uno de los libros más vendidos en Francia. Como observador prudente de las noticias y los sucesos de actualidad, es un comentarista de televisión para las redes Mediaset. Su gran experiencia acumulada y el deseo de enfrentarse a los desafíos de nuestros tiempos le motivaron a dar el gran salto: la creación de las Historias de Otros, una nueva plataforma digital, que cuenta historias de la vida real con el objetivo de incitar a actuar y atraer la atención del público a los grandes temas sociales de la actualidad. Las publicaciones en Instagram, Facebook, Youtube, Tik Tok, Twitch han creado nuevos canales digitales repletos de formatos y contenidos innovadores.
Las Historias de Otros son historias vividas, contadas para ayudar a otras personas a ser una versión mejor de sí misma. Que nos dicen, usted vale la pena por todo lo que logra en su vida cotidiana, lejos de los focos, por sus elecciones, sus aspiraciones, sus sacrificios, sus objetivos, sus pequeñas y grandes victorias. Cada historia tiene una tendencia muy emocional. Independientemente del camino, el desenlace siempre es positivo: la luz al final del túnel que tanta esperanza nos da, que nos trasmite optimismo y nos incita a ser fuertes a todos aquellos que escuchan y viven una historia similar. Las Historias de Otros persigue una misión muy especial: hacer de nuestro planeta un mundo mejor.
Storie Degli Altri